Blogger news


●• ѕoвre мι •●

Mi foto
Pravia, Asturias, Spain
ѕιмpleмenтe ѕoy yo мιѕмa ... No eѕpereѕ nada de мí y no тe decepcιonaré.™

Pιѕando fuerte ... con ѕabor dulce y brιѕa freѕca ...

martes, 18 de noviembre de 2008

La locυra de plancнar™


-->


Similar a encuentros en la tercera fase, fue mi cita ayer con la plancha. Pero antes de continuar, debería definir algunos conceptos.

Plancha: Instrumento de tortura fetichista, inventado por un grupo de individuos sado-masoquistas, capaces de forzar el llanto hasta en el más rudo de los hombres, luego de una larga sesión de quitar arrugas a un número considerable de camisas. 

Planchar: Acción y efecto de utilizar el instrumento de tortura fetichista que, en la antigüedad, fue creado por un grupo de mentes sado-masoquistas, con el propósito de hacer llorar hasta al más rudo de los hombres, a fuerza de largas sesiones de uso sobre camisas arrugadas.

Habiendo aprendido de mi madre la teoría de eliminar las arrugas a cualquier prenda de vestir (preferiblemente de algodón), me creía más eficiente que un local de Tintorería (Dry Cleaning), capaz de tener una camisa lista, almidonada y tendida en percha en menos de lo que se puede decir “berenjena”. Qué ilusa. El resultado, patético, pero en aquel entonces culpé a la prisa de ello. Queda de más decir que, habiendo lavado casi toda mi ropa, un buen número de camisas a mangas largas ha colgado dentro de mi armario, tan lisas como si hubiesen salido del hocico de una vaca.

Recuerdo con nostalgia, mi plancha antigua, con nostalgia por todos los momentos que pasamos juntas, pero sin ganas de tener un reencuentro con ella. Los días pasaban, y de una manera u otra, encontraba la excusa perfecta para eludir el tener que dedicar toda una tarde a planchar, como por ejemplo “es un buen momento para ir al supermercado”. La dejadez me cegó, y no vine a percatarme del error que estaba cometiendo hasta que una noche quise vestir algo decente... toda mi ropa favorita
arrugada. En ese momento tomé la decisión. Había que enfrentar a la plancha a como diera lugar. No podía permitirme un día más bajo esas condiciones, pilares de ropa acumulada en su cesta esperando el día ocioso en que la sacase a liberarse y respirar un poco de aire fresco. Y así fue.

Sobre mi tabla de planchar, tapizada con una tela de mariquitas rojas, horrible, comenzó el combate tan esperado. Conecté la plancha y ésta escupió inmediatamente sobre la primera prenda, una camisa de mi amorcito. El cuello, los puños, las áreas grandes, las mangas, todas atacadas por mí, pero boicoteadas por la plancha... No lograba quitar las arrugas. Luego de más de media hora, la camisa quedó inaceptable para cualquier colegio privado británico; para los estándares de quien vive solo por primera vez, como nueva (aunque esto no me bastaba). Segunda camisa, la pelea se intensificaba, la plancha seguía escupiendo, y yo olvidaba el cuello y los puños. Cuando me recuperé de un fuerte golpe bajo y volví en mí, habiendo logrado terminar los puños, intenté tenderla en la percha, pero me percaté de que las mangas necesitaban un retrabajo. Indignada la volví a colocar sobre la tabla e intenté azotar a la plancha sobre ésta. Finalmente me rendí y pasé a la siguiente camisa, con el mismo resultado de la primera ronda.

Y así siguió la pelea. Cerca de tres horas sin pausa, no más de ocho prendas, la dignidad por el suelo... Mi contrincante parece haber sido bastante bien entrenado en su lugar de origen, pues me dejó exhausta y atemorizada; sabía que el siguiente encuentro será inevitable, y la sola idea no me está dejando dormir para nada tranquila.
Así que impulsada por esos maravillosos anuncios de las planchas tan divinas de vapor, que hacen el trabajo por si solas (aún estoy buscando el truco), me decidí a comprar una, super guay, de última tecnología, con sus accesorios que aún la mitad no se para que sirven. Pero el resultado mereció la pena, ahora en vez de pasarme 3 horas para planchar ocho prendas, me paso cuatro, pero al menos he pasado al número impensable por mi, de veinte prendas diarias, bueno, de diarias nada, por que tal sufrimiento no puede ser diario a no ser que seas masoca.
Ahora cada vez que llega la hora de plancha, esa hora de sufrimiento y calor, tengo preparadas una caja de galletas con fibra, que dicen te sientes más ligero (a mis piernas no se lo digan, porque tras una hora en pie, están tan pesadas tal cual fueran de cemento), y una bebida energética, para mi, que la mía se evapora antes que haga efecto. Así, que sigo sufriendo con esa batalla, batalla que pienso ganar el día que inventen una secadora, que te planche la ropa, sin arruga alguna y te la saque doblada … ¿alguien se anima?, vamos inventores ¡!!!
Hoy toca descanso … mañana, libraré de nuevo la batalla ¡!!!
Besitossssssss.
P.D: Otra buena solución sería tener un maromo como el de la foto, que te planche y de paso recrearte la vista ... siiii, ya sé que algunas haríais algo más que mirar con ese cacho maromo, pero aquí, una ya está casada .... Toma peloteo a mi corazoncito !!!! ... :p


Margot_MooN

No hay comentarios:

Publicar un comentario


Reѕolucιón recoмendada para la perғecтa vιѕualιzacιón del вlog:
1920X1200

✿ Un dιa ѕιn тι ... ✿

✿ Un dιa ѕιn тι ... ✿


La ViDa es un GrAn SueÑo, AúNqUe algunas
veces parezca que se convierte
en una pesadilla, puedes despertar
y comenzar a soñar De nuevo.


*no*significa*que * todo sEA*PeRfeCto,*
quiere*decir *que *has*decidido * ver*más*
*allá *de las *imperfecciones!!

☜ Una Sonrisa ☞



Sé siempre TÚ MISM@ en todo
Valora las PEQUEÑAS COSAS DE LA VIDA
DI a alguien, al menos, una vez al día
Pon TU CORAZÓN en TODO lo que hagas
Soluciona los malos rollos con UNA BUENA CARCAJADA
Que la primera palabra de tu diccionario sea AMOR
Escucha a los demás y serás...
UNA GRAN AMIGA MÍRATE AL ESPEJO y repite:
¡Y jamás te rindas! TRAS UNA TORMENTA SIEMPRE SALE EL SOL
Levántate cada mañana con UNA SONRISA.
¡Brillarás!