Viajo íntegra en este mundo, voy con lo puesto, y a veces hasta lo puesto me sobra.
Usando este espacio para la confesión y la expiación pública de los deslices éticos cometidos en mi vida, y basándome para ello en los diez mandamientos que Moisés reveló a la humanidad para que algunas iglesias pudiesen amansar a las masas. (Hay que joderse, por aquel entonces ya existían las sectas ....)
Sin saber lo que pueda hacer en el futuro, porque todo es susceptible de cambiar a peor; puedo decir límpiamente lo siguiente a fecha de hoy:
* Nunca he robado, si no ha sido apretada por la necesidad, bajo los síntomas de mi cleptomanía, y en todo caso en beneficio propio o en perjuicio del actual sistema capitalista (al estilo Robin de los bosques).
* He amado a dios (sí, en minúscula ... detallitos de atea ...) por encima de todo, y si no ha sido así es porque dicen que dios está en todo, con lo que todo es digno de amar al mismo nivel que dios. Eso si, todo lo que he amado ha sido teniendo muy en cuenta mi prisma personal que transforma lo visible según los gustos y colores propios. En todo caso he amado más que he odiado, así que la balanza queda claramente descompensada.
* He respetado las fiestas dando descanso al cuerpo, aunque también lo he hecho descansar en cada oportunidad que he tenido, al igual que lo he maltratado con indiferencia cuando he tenido ocasión. Total el cuerpo sólo nos vale para esta vida, así que mejor darle movilidad mientras dure.
* Siempre he honrado a mis padres, entre otras cosas porque nunca nadie me ha ofrecido un precio para reflexionar sobre la disyuntiva. (Ahora ya es demasiado tarde ...)
* Sobre los actos impuros tengo que abordar dos puntos. Si por los actos y pensamientos impuros que he cometido en solitario me pagasen con un euro cada vez (sólo con un eurito de nada), yo ya hubiera sido rica a los veintitantos. Y sobre los que he cometido acompañada, decir que siempre han sido con consentimiento de la otra parte (quede constancia), con agradecimiento ajeno por mi dedicación a la labor, y sin hacer un uso abusivo del dicho "....una vez....adiós a lo prometido....". No me arrepiento de ninguna, ni siquiera de esas del “si te he visto no me acuerdo”, ni tampoco de las que yo quiera renegar escudándome en los efectos del alcohol.
* "No miento por principio". De hecho en la anterior afirmación he caído en mi primera mentira. Además de ello, he contado mentiras, pero algunas deberían estar perdonadas porque han sido mentiras piadosas (jajajajaja). De las otras no puedo tener gran cargo de conciencia, porque no han sido nunca con la intención de engañar, sino de preservar el beneficio propio ante la amenaza de males mayores. De entre todas las mentiras que he contado, que han sido pocas, sólo me arrepiento de unas, y éstas son las que me he contado a mi misma. Pero como yo tengo la potestad de perdonarme, pues exonerada quedo.
* He de confesar que sobre lo de matar no he ejercido mucho, más bien de pensamiento. Si acaso en contadas ocasiones, que de todas ellas me arrepiento de veras, aunque las víctimas lo merecían de necesidad. Es como si mudamente me lo estuviesen pidiendo a gritos: mátame, mátame. Así que una que siempre atiende a las necesidades del prójimo no se va a negar a extender la mano en su auxilio. Eso sí, si en algún momento pregunta el juez: "yo no he sido".
Dicho todo lo anterior me considero una persona limpia y pura, que puede tener sus cosas, pues sí, como todo el mundo, pero insignificantes. Así que en lo básico he cumplido con mis mandamientos por lo cual quedo absuelta bajo mi conciencia de cualquier culpabilidad que nadie quiera asignarme.
Con todo ello, me arrodillo, y con solemnidad recibo las palabras que merezco y que en mi nombre invoco:Ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti. Amén.
Dicho esto, puedo continuar con mi vida limpia de pecados. (Repleta de chaladuras, eso sí).
Buenos días con alegría y a disfrutar de la vida, que son dos días.
Margot Moon. 02.04.14
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