Llegaste como llega la primavera, sin avisar, enardeciendo todo a tu paso, y derritiendo el hielo.
Te empeñaste en romper barreras que me había impuesto para no dejar pasar más ilusiones. Era mucho el sufrimiento, y las cicatrices, profundas, para arriesgarme de nuevo.
Pero ahí estabas. Inclemente, indómito, reflexivo y absoluto. Analizando cada movimiento cómo buen jugador de ajedrez.
Me desnudaste sin tocarme siquiera. Horadaste mi alma hasta descubrir mi verdadera esencia. No te detuviste ante mis muros y barreras, viniste preparado para domar una fiera.
Me cegaste con tu intelecto, dándome en el justo centro de mis preferencias. Descubriste que mi delirio es el afrodisíaco que supone tu erudición.
Me llenaste de dudas e inseguridades. A mí, que soy la efigie (falsa) de la tranquilidad y el sosiego.
Libertaste mis bestias, monstruos y criaturas sedientas de conocimiento, sensualidad y deseo, esas que tanto me costo encerrar en el ayer.
No te detuviste ante mis ruegos, aún cuando me tuviste de rodillas implorando tu perdón. Seguiste torturando mi carne y mi alma, escarbando mis anhelos más profundos, incitando mis ansías más brutales.
Despertaste mi hambre de hombre, deseo y amor. Esas que desterré de mi lado para convertirme en una autómata que sólo respira, pero que no siente.
Ahora soy primitiva, salvaje.
¡Indómita de nuevo!.
¡Iracunda, enloquecida, ávida y trastocada!
Ahora te demando, exhorto, dame alimento. Si me liberaste acércate a mí.
Únete en mí, dentro de mí.
¡Desnúdame, arráncame, poséeme, oblígame, sedúceme, prívame, atorméntame, atosígame, sáciame!
Tú ganas. Se generoso y ¡ultímame!,
Mátame de placer, cubre de glorias mis últimos momentos.
Me rindo cazador, estoy en tus manos, haz conmigo lo que quieras.
Margot_MooN
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